2/04/2020

EL RITUAL DE LAS VENDAS

¡Queridos, Freezers!

Hoy quiero hablaros de lo necesario que es para mí el ritual de las vendas...

¡Nos va a hablar de bondage!

No...

Pero podría :P se pueden utilizar perfectamente para ello.

Quizás en otra ocasión...

Como muchos de los lectores de este blog ya sabréis, practico Kick Boxing. Sin pretensiones, sin objetivo de competir, simplemente por la satisfacción mental, las agujetas del cuerpo y el crecimiento espiritual.

Cuando mis pies descalzos pisan el tatami, después de haberme inclinado al entrar y susurrar bajito mi Oss, dejo los guantes, el bucal y las espinilleras en una esquina, y antes de estirar procedo a mi ritual de vendas.

No es solo un acto simple de anudar una venda de boxeo alrededor de la mano y la muñeca para protegerlas.

Suelen decirme que parece que estoy en otro mundo cuando lo hago. Lejos de allí. Y en parte es así.

Para mí, cada vez que me pongo las vendas me preparo psicológicamente para intentar dar lo mejor de mí, para prepararme ante la batalla contra mis demonios e inseguridades, para acabar con todo lo que me hace sentirme inferior.

Por ello, cuando en la vida me sucede algo inesperado a lo que debo enfrentarme, cuando aparecen los problemas, las discusiones, las decepciones, los inconvenientes, procedo al ritual de las vendas.

Cierro los ojos, respiro profundo y vacío mis pulmones. Vuelvo a respirar, desenrolló las vendas perfectamente enrolladas previamente (demasiado metódica, todo tiene que estar en su perfecto orden) y comienzo a anudarla. Introduzco el hilo en el pulgar y empiezo desde la muñeca. Voy girando a través de la mano, protejo mis dedos y nudillos, voy apretando pero permitiendo la movilidad y la circulación. Ato el velcro. Muevo las muñecas. Y vuelvo a expulsar todo el aire.

¡Ya estoy preparada para la batalla!

Me miro en el espejo, reviso que las lentillas estén en su lugar.

Y aquí, y ahora, me sale la cara de hija de puta antes de la sonrisa.

Ya no importa lo que venga. No importa quién intente herirme. Sé que saldré adelante.
Ya no hay tregua ni concesiones. ¡Voy con todo!

Y sí...me caeré. Acabaré sangrando por la nariz y con moretones por todo el cuerpo, la vida es así, sino sería demasiado aburrida; pero siempre pelearé hasta el último aliento.

El ritual de vendas es mi descanso del guerrero. Son esos minutos de reflexión, de pausa, de arrinconar todo lo que me agobia hacia un rincón de mi alma y centrarme en salir fuerte y vencedora. Cuando me quito las vendas sudadas...¡sorpresa! ya no hay hueco para las tormentas. La nube negra se disipó. Mi corazón está despejado. 

Y tú ¿tienes tu propio ritual mental antes de la batalla?

¿Te animas a probar este?

Quizás solo me entiendan los que practican Artes Marciales...pero con un poquito de imaginación sé que sabréis leer entre líneas.

¡Nos leemos!

Me despido recordando que se acerca San Valentín. Y quizás haya algo especial por aquí... Tendréis que regresar para descubrirlo...

¡Un abrazo escarcha!