5/30/2018

BIENVENIDA, BEKA UNICORNIO

¡Queridos Freezers!

Hoy quiero hablaros de esas veces en las que cruzamos la línea y salimos de nuestra zona de confort, y hacemos todas esas cosas que un día dijimos que no haríamos, que un día creímos que ya no volveríamos a hacer.

¿Habéis cruzado la línea alguna vez? ¿Os habéis sentido tan bien como yo al hacerlo?

Es tan necesario salir de nuestros lugares reconfortantes…

Gracias a mi retiro espiritual, al silencio de la naturaleza, y a la soledad que tanto necesitaba, con el susurro de las montañas llegué a la conclusión de que iba a pensar mucho menos y a actuar mucho más. Y estoy en ese proceso, aunque me cueste adaptarme.

Llega un momento en el que te sientes hasta egoísta por pensar únicamente en ti, pero sabes que es vital para ser feliz. Porque si algo me ha quedado claro en lo que llevo de vida, es que cada uno va a lo suyo sin pensar en los demás. Y es así realmente como se ha de vivir. Cada día tengo más claro que nacemos solos, morimos solos, y es así como debemos seguir para no perder nuestra identidad, para disfrutar la vida plenamente. Solos, acompañados de gente pero sin olvidarnos en el proceso.

Salir de la zona de confort no solo nos muestra la persona que podemos llegar a ser y que nos estamos perdiendo, sino cómo son realmente las personas que nos rodean y todo lo que nos pueden aportar, la de momentos que podemos llegar a fabricar cuando dejamos de limitarnos y decidimos abrir los ojos.

Es entonces cuando sonríes de verdad, creces, y la tristeza se evapora, vuelves a sentirte una niña con un montón de posibilidades a su alcance, y sabes que no importan las caídas sino las veces que consigues levantarte y la forma en la que lo haces.

Nunca se es demasiado vieja para nada. Nunca se es demasiado mayor para seguir viviendo con ese puntito de locura que rompe prejuicios, nunca es demasiado tarde para cambiar, para soltarte la melena, para hacer todo aquello que siempre quisiste hacer y que te aconsejaban que no hicieras porque las personas normales nunca lo harían.

¿Quién dijo que yo era normal?

Y es en el momento en el que decides centrarte en ti, SOLO en ti, en el instante en el que cruzas la línea, rompes tus propios esquemas, dejas de limitarte y das todo de ti, cuando realmente te sientes viva.

Cuando el miedo desaparece y te dedicas a VIVIR, cada segundo tiene un nuevo matiz.

Y cruzar la línea te ayuda a conocerte más, a descubrir facetas de ti misma que no sabías que tenías, a dar prioridad a quien la merece, a dar importancia a lo que realmente lo tiene. Porque no es que la vida sea súper complicada. Somos nosotros quienes la hacemos complicada.

Vivir sin tratar de dar explicación a cada instante, a cada sentimiento, a cada acción convertida en recuerdo.

Cuando rompes tus barreras y te adentras en mundos desconocidos, cuando dejas de cumplir a rajatabla el papel que te habías autoimpuesto, es cuando presientes realmente la dualidad que llevas en la sangre. Aparece el ángel y el demonio. Unas veces escuchas a uno, otras escuchas a otro. Pero lo que ya no haces es taparte los oídos por miedo a escuchar algo de ti que no quieres.

¿Qué habla el demonio y decides escucharle? Acéptate. Con tus luces y tus sombras. Porque nadie es perfecto. Es lo que hay.

Y solo así te sientes bien. Y sabes lo que quieres. Y tienes todavía más claro lo que no quieres, ni querrás. Y sonríes, te descubres y te sorprendes, y conoces a los que te quieren y te sorprendes todavía más, y ya puedes respirar tranquila porque por fin estás siendo quien querías ser.

Tu lado dulce, tu lado hijo puta, tu luz, tu oscuridad…Y sabes que eres un ser completo lleno de tantas cosas por mostrar…

Y es que la naturaleza y el silencio tienen ese poder para ubicarte y mostrarte tu nuevo camino. Ese que intuías pero que no querías ver.

Vive, deja vivir, pero nunca más vuelvas a sobrevivir. Ríe, llora, grita, sin miedo a sentir, sin miedo a que te juzguen, lo van a hacer de todas las maneras. Sin pánico a que te miren como si estuvieras loca.

Cariño, reconoce que siempre lo estuviste, recuerda a esa niña que nunca fue como los demás esperaban y lo bien que te sentías contigo misma siendo diferente.

Y cuando tienes eso claro, sabes que lo que esté por llegar será bueno. Porque para lo malo siempre hay tiempo y ya te da igual. Has sufrido tanto, has pasado por tanto, has hecho tanto y te han hecho tanto, que por un poco más… ¿Qué más da?

Y no sé vosotros, pero yo ya me cansé de recoger lo que la vida quiera regalarme. Ahora voy a fabricar lo que quiero que me entregue.

Ahora toca recoger estrellas que dejan con la boca abierta en mitad de la madrugada, decir en cada momento lo que quiero expresar sin miedo a lo que otros puedan sentir, ahora toca pronunciar muchas sonrisas, pasos hacia adelante, abrazar matices llenos de color y purpurina.

Ya no quiero medias tintas. ¡Lo quiero todo! Pero de verdad. Porque ya tuve mitades durante mucho tiempo. Ahora es el turno de que el corazón lata acelerado a punto de salirse de mi boca, de que la sangre se desordene, de que los pies corran de alegría y de expectación sin fronteras que les impidan el paso.

Y que se jodan los que no viven como realmente querrían, los que prefieren conformarse para no sufrir, los que eligen el miedo como medio de vida.

Me salí del camino y es así como quiero vivir. Fuera la palabra NO de mi diccionario. Yo puedo con todo lo que me proponga.

Voy a comerme el mundo. Voy a gritar cuando quiera, a sonreír cuando quiera, a despedirme cuando me dé la puta gana, a ser sincera con quien lo merezca y falsa con quien se lo merezca mucho más, a jugar con los que juegan sin sentirme mal, a entregarme por completo con los que me dan todo. Voy a tachar de mi lista de cosas por hacer todo lo que haya escrito sin esperar que el tiempo me lo ponga entre las manos, luchando por ello con uñas y dientes, voy a sacarme el carnet de conducir, voy a hacerme más independiente cada día, voy a volver a viajar sola porque una vez que pruebas la soledad sabes que ese rincón al lado tuyo no se le entregas a cualquiera, voy a girar sobre los charcos y a empaparme con la lluvia, voy a permitir que me toque el sol, voy a patinar y a deslizarme por carreteras inciertas sin miedo a romperme la cabeza, voy a vivir el presente y a suspirar por el futuro, voy a hacer todo lo que me apetezca sin limitarme.

Porque a mi lado tengo guerreros que luchan aunque el temporal se ponga feo, ya es hora de ser una guerrera de la que estén orgullosos, de la que mis ángeles estén orgullosos.

¡Bienvenida, Beka Unicornio!

¡Adiós, chica melancolía!

¿Dejamos salir nuestro lado oscuro? ¿Cruzamos la línea? ¿Avanzamos hacia otra realidad de nuestro yo? ¿Luchamos por lo que realmente queremos? ¿Dejamos de sobrevivir? ¿Nos deshacemos de los prejuicios y de los miedos? ¿Demandamos lo que nos debemos y no lo que otros creen que merecemos?

¿Quién se viene conmigo?

Y que tiemble el infierno, que las puertas del cielo se me cerraron hace tiempo…

¡Un besito a los que me quieren feliz!

Y a los que desean verme caer… Esperad sentados y bien cómodos, criaturitas.