4/27/2018

NECESIDAD DE SOLEDAD

¡Queridos Freezers!

¿Alguna vez habéis tenido una necesidad de soledad tan brutal que os encharca los pulmones y os impide respirar?

¿Cuántas veces habéis dicho: de ganas me iba a una cabaña, sol@, porque estoy cansad@ del mundo?

−Es solo ansiedad por la rutina… −me han dicho.

Pero no. ¡Yo sé muy bien lo que es!

Es una necesidad de romper con todo, de largarme lejos, de perder mi mundo de vista por un tiempo porque hay emociones dentro de mí que llevan mucho tiempo siendo acalladas. Y duele. Duele mucho. Y a cada suspiro hieren mucho más.

Llevo dos años con esta sensación de no estar en el lugar correcto que me corresponde.

Llevo muchos meses cayendo, levantándome, tragando, suspirando para coger aire nuevo, sonriendo sin tener ganas de hacerlo por creerme la fuerte, pero sin liberarme por dentro, sin vaciar todo lo que me ha hecho daño.

Y ni las hostias que doy en mis clases de Kick Boxing me liberan ya. Y era mi terapia. Pero es que es un problema mucho más profundo que el desfogue de adrenalina y la liberación mental.

Necesito desconectar. Respirar. Recoger aire que me libere y no que me oprima más. Necesito vaciar mi alma para poder llenarla de cosas que de verdad merezcan la pena.

Necesito alejar de mí todo lo negativo. Expulsar de mi vida, pero de verdad, a todas esas personas que traicionan, que te demuestran que no eran lo que tú pensabas, que te decepcionan, que juegan contigo, que te marean. Porque ya estoy muy cansada. Cansada de despedidas. Cansada de decir adiós, hola, adiós. De sentirme un trapo al que solo acude la gente cuando necesitan algo y después le dejan tirado en una esquina. Cansada de estar para ayudar a todo el mundo y no ayudarme a mí misma. Cansada de ponerme en la piel de los demás y no ponerme tanto como debería en la mía propia.

Necesito estar sola. Ser más egoísta. Centrarme en mí, y solo en mí. Porque ya he perdido la cuenta de las veces que he suspirado hondo en busca de alivio sin encontrarlo.

Yo que tenía miedo de la soledad y resulta de que ahora me resulta adictiva. Ahora la necesito. Hoy la necesito más que nunca.

Hoy necesito escapar del mundo antes de que me sepulten las emociones que llevo en mi interior.

Porque hay algo dentro de mí que no está bien. Necesito dejar de bailar en montañas rusas. Necesito dejar de sentirme rota, de coleccionar fracasos, de acumular pensamientos que no me llevan a ninguna parte y que solo provocan sonrisas torcidas y dolores de cabeza. Necesito actuar más. 
Necesito romperme del todo, pero no para reconstruirme, sino para hacer de mí una nueva Rebeca. 

Son demasiados los remiendos. Demasiadas las cicatrices. Necesito soledad porque estoy cansada de sangrar. Y creo que me merezco mucho más.

Porque sé que el día que explote el vendaval que llevo en la sangre todo mi mundo se vendrá abajo. Y sí, soy fuerte. Pero no sé si estoy preparada para enfrentarme a ello. Y quiero estar preparada.
Esa necesidad de soledad que me ahoga. Esa necesidad de gritar muy fuerte toda la mierda que me callo. Esa necesidad de liberarme. Esa necesidad de tachar cosas de la lista mental.

Esa necesidad de tener unos días solo para mí. Lejos de aquellos que me importan que cada vez son menos. De estar sola conmigo misma. Aunque lo que me muestre la soledad me duela. Por un poco más de dolor ya no pasa nada. Sé lo que es que el alma me duela y sentir el corazón roto en mil pedazos.

Necesidad de escaparme, no para huir, sino para coger aire. Porque ya no aguanto más. Sé que solo así, al regresar, estaré en el lugar correcto.

Esa necesidad de soledad, hoy, me consume.

¿La habéis sentido alguna vez? ¿Qué habéis hecho?

Cansada. Decepcionada. Triste.

¡Os mando un abrazo congelado!