En el post anterior os comunicaba que estuvieséis atentos a un nuevo proyecto.
Octubre es mi mes, el mes de mi nacimiento, y por ello he decidido comenzar un nuevo camino, en muchos sentidos.
Por ello también serán distintos los artículos que ocuparán este rinconcito virtual.
Esta vez, en vez de buscar frases inspiradoras, serán los títulos de la biografía de Ronda Rousey, MI PELEA/TU PELEA, los que me ayudarán a reflexionar sobre la vida, la lucha por los sueños y la esencia que llevamos dentro.
Hoy os dejo el primer artículo, de regalo de fin de semana, como algo extraordinario. Muy pronto, el Lunes, tendréis el siguiente. Dos al mes, como viene siendo costumbre en este cuaderno de desvaríos. Aunque quién sabe...quizá algún día necesite repartir escarcha para vaciarme...¡Ya sabéis el poder terapéutico que tienen las palabras escritas!
En cada uno de ellos pienso dejarme el corazón y la sangre, como en todo lo que escribo. Espero que os gusten y que os sirvan de algo. Con que no paséis de largo me conformo...xD
Dicho esto...
NACÍ LISTA
Me habéis leído muchas veces admitir que no soy la misma Rebeka que meses atrás, yo no me siento igual, y de ahí este nuevo proyecto.
Este será el primero de muchos cafés hacia un nuevo sendero
en mi vida.
Con la llegada de octubre siempre me abraza la
melancolía. Siempre me replanteo todo lo vivido. Siempre me detengo para pensar
cuál será mi próximo paso, cuál será la dirección de mi nuevo destino.
Escribir es lo único que año tras año sigue intacto
en mi estrella.
¡Locuras que le entran a una cuando está a punto de
cumplir un año más de vida!
Así somos las mujeres cuando nos da por ponernos
trágicas ¿verdad?
Es cierto que nos pasamos nuestra existencia abriendo
y cerrando puertas y etapas, comenzado y acabando planes, llegando a un lugar
para después abandonarlo.
Así es el ser humano. Así es nuestra vida. Una
sucesión de toma de decisiones hacia un final. Ser felices con lo que tenemos,
con lo que somos. Intentando por el camino conseguir nuestros sueños,
rodeándonos de las personas a las que amamos.
Según Ronda, ella nació lista. Lista para luchar,
para conseguir sus anhelos.
NACÍ LISTA.
Dos palabras que se clavaron en el fondo de mi alma
cuando las leí y que me hicieron suspirar.
¿Sois
conscientes de que vosotros también nacisteis listos? ¿Preparados para
enfrentaros a todo lo que venga?
¿Cuántas
veces os habéis preguntado si seréis capaces de superar algo?
Yo me lo he preguntado demasiadas. Cada día que
acontece, debo mirarme al espejo para hacer frente a cualquier adversidad y
recordarme en mi reflejo, que sí, que nací lista y sigo estándolo para resistir
a todo aquello que se ponga por delante.
Desde que nacemos estamos listos para la vida.
Y la vida no es nada fácil. Dependiendo de nuestro
caso particular, será más o menos complicada, pero nunca fácil. A momentos
seremos nosotros mismos los que nos la complicaremos con malas decisiones, con
estados de ánimo que se apoderan de nuestra cordura, con desaires, con nuestra
especial manera de sentir las cosas, con nuestra incapacidad para manejar
distintas situaciones.
Cuando éramos pequeños nada nos detenía y nuestro
mayor miedo era dormir con la luz apagada. Luchábamos frente a las adversidades
con la mejor de nuestras sonrisas porque no éramos del todo conscientes de la
inmensidad que nos rodeaba.
Al crecer, la venda de nuestros ojos se desploma a
nuestros pies, y aunque en algunos momentos seamos tan ingenuos como esos
chiquillos que una vez fuimos, vamos palpando la realidad, caída tras cada
caída, tropiezo a tropiezo, discusión tras discusión vamos aprendiendo del
suceder de la vida y de sus consecuencias.
Aunque a momentos queramos echarnos atrás, bajarnos
del tren que un día pensamos que era nuestro destino, aunque nos apetezca
escondernos en un rincón para recapacitar y aislarnos, aunque sintamos que no
estamos del todo preparados para lo que nos espera, en el fondo de nuestro
corazón algo nos grita que estamos listos para vivir.
NACIMOS LISTOS. Esa es la única verdad.
Desde el momento en el que nacemos estamos en condiciones
para luchar.
Desde el primer aliento, desde la primera
respiración por nosotros mismos, tenemos que adaptarnos al ambiente que nos
rodea, ser camaleones, esquivar las piedras que nos lancen.
Listos para sobrevivir, para enfrentarnos a las
condiciones vitales que nos son entregadas y que nos harán ser quienes somos,
que nos definirán, que determinarán el sendero marcado por nuestra estrella.
Puede que ésta no brille como queremos. Puede que en
algunos instantes incluso se funda para cesar en su incandescencia, pero
siempre volverá a parpadear. Y somos nosotros quienes debemos hallar las
herramientas necesarias para obligarla a brillar de nuevo.
No podemos esperar a que nadie nos ayude a brillar.
Debemos resplandecer por nosotros mismos.
Debemos darnos cuenta de que como
individuos tenemos el derecho a centellear en la oscuridad y a plena luz del
sol. Suceda lo que suceda.
Desde el primer aliento estamos listos para luchar
por nuestros sueños, para exprimir la vida, para bebérnosla a grandes o pequeños
sorbos según lo que decidamos, para sonreír y dar siempre lo mejor de nosotros
mismos, para obtener lo que nos merecemos.
Nacemos listos para vivir. Sin esperar a encontrar
en la vida más de lo que estamos dispuestos a dar, pero sin merecer menos de lo
que damos.
Nacimos listos para luchar, para adaptarnos, para
mudar de piel cada vez que nos dé la real gana sin tener que mostrar explicaciones.
Para resurgir de nuestras cenizas cuando nos sintamos derrotados.
Nacimos listos para pelear, para cerrar unas puertas
y abrir otras, sin perder de vista nuestro objetivo principal. Ser felices.
Dándonos cuenta que desde nacemos estamos listos
para vivir. Solos. Porque es así como venimos al mundo y es así como nos
marcharemos. Solos. Aunque en mitad del camino queramos compartir nuestros
pasos con el amor de nuestra vida, con nuestra familia, con los amigos.
Nacimos listos para vivir. Para luchar. Desde el
primer llanto, desde la primera respiración, desde la primera sonrisa.
¿Vivimos al máximo? ¿Luchamos por nuestros sueños?
¿Cambiamos de piel con el otoño? ¿Nos reciclamos?
¡Un abrazo escarchado!
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