¿Cuántas veces habéis implorado por un poco de paz?
¿Por un poco de ese silencio que reconforta, que reconstruye y nos ayuda a coger aire para seguir caminando?
¿Por un poco de ese silencio que reconforta, que reconstruye y nos ayuda a coger aire para seguir caminando?
En el mundo en el que vivimos se hace necesario. Transitamos
en medio de una lucha constante de prisas, rutinas que asfixian, sentimientos
que chocan entre sí y combates con elementos hirientes que desembocan en
tormentas emocionales.
Realmente necesitamos encontrar ese pequeño rincón
entre el silencio donde poder parar a coger aire para proseguir, donde haya un
poco de equilibrio sobre el que balancearse.
Nuestra cabeza lo necesita, nuestro corazón lo precisa,
y todo nuestro cuerpo lo quiere para sí.
Gracias a Jaume,
un amigo escritor y regente del blog Excentrya, me llegó esta máxima latina:
Si vis pacem, para bellum.
Para los que no tenemos ni idea de latín, las
mejores bandas de metal nos lo ponen fácil en sus letras :P
Y los pantalones de mis compis y Sensei (Pedro Rodriguez) del Bushido Gym en Tanos, también. Son unos guerreros que siempre están listos para darlo todo y pelear. ¡Cuidado!
¡Para muestra una foto gracias a mi Sensei!
Y los pantalones de mis compis y Sensei (Pedro Rodriguez) del Bushido Gym en Tanos, también. Son unos guerreros que siempre están listos para darlo todo y pelear. ¡Cuidado!
¡Para muestra una foto gracias a mi Sensei!
Ya lo dicen Children of Bodom en una de sus canciones, titulada If you want peace…prepare for War, si quieres paz has de prepararte
para la guerra.
¿Quién no ha gritado alguna vez ese fragmento de Metallica y su conocido ‘Don’t tread on
me’?: So be it threaten no more, to
secure peace is to prepare for war! Don’t tread on me!!
A estas alturas de la vida no voy a resolverle
incógnitas a nadie. Si queremos disfrutar del silencio, si queremos sentir paz
en nuestro interior y sentirnos bien con nosotros mismos, tendremos que guerrear.
Y la lucha no va a ser fácil.
No solo tendremos que enfrentarnos al ambiente que
nos rodea, a las personas tóxicas que quieren debilitarnos y que son como
sanguijuelas chupa sangres incapaces de ver la felicidad de los demás sin hacer
nada al respecto, sino que tendremos que hacer frente a los acontecimientos
inesperados, y otras muchas cosas más.
Tendremos que afrontar aquello que aparece en
nuestra rutina sumiéndonos en más estrés, llevar como mejor podamos los sucesos
inesperados que la vida tiene para bien o para mal regalarnos, y después de
todo eso pelear contra nosotros mismos.
Porque freezers,
somos nuestros peores adversarios, lo sabíais ¿verdad?, y nuestra mente el
rival más fuerte con el que nos enfrentaremos durante toda nuestra vida.
Lo más difícil de todo será luchar contra nuestros
propios demonios.
Esos demonios que nos hacen únicos y especiales. Esos
demonios que respiran en nuestro interior y que podemos mostrar a través de
nuestros ojos. Sí, a través del espejo del alma, nuestra mirada.
Nuestra forma de ver la vida, nuestros traumas,
complejos, miedos, fobias, anhelos, cicatrices, sueños…
Detrás de todas y cada una de las acciones y
decisiones que llevamos a buen término cada día están escondidas estas nubes
negras, a veces tóxicas, que nos impiden respirar con normalidad, que desean
vernos asfixiados.
Luchar contra las nubes y ganar la batalla es la
única forma de conseguir la tan ansiada paz.
Paz con lo que nos rodea y paz con nosotros mismos. ¿Cuál
os parece más fácil de conseguir?
Para salir victoriosos debemos luchar. Con uñas y
dientes. Dejarnos la piel, el sudor, la sangre y las lágrimas por el camino
hacia la meta. Sea cual sea.
Es justamente la forma en la que luchamos la que nos
distingue de nuestros semejantes.
No hay paz sin guerra.
Al igual que no hay luz sin oscuridad, ni sonrisas
sin lágrimas.
Todo en la vida es una mezcla entre el ying y el yang.
Vamos a caer, a tener que levantarnos de nuevo.
Vamos a llorar, a desangrarnos, a sentirnos morir a ratos. Pero también a
sonreír. Mucho. Porque los verdaderos guerreros nunca se quedan en el suelo por
mucho tiempo. Se levantan malheridos para seguir defendiéndose. Nunca se
rinden. Y después del golpe, sonríen.
Si anhelamos paz, si realmente la queremos,
deberemos luchar con todas nuestras fuerzas por permanecer invictos en la
guerra. Que sean otros los que caigan al suelo desangrados.
No podemos dejar que nos venzan, no podemos darles
la satisfacción de vernos derrotados, no podemos regalarles nuestra mirada de
pánico ni nuestra desilusión.
Tenemos que estar preparados para la guerra sabiendo
que podemos ganar la batalla. Si pensamos que no podremos, nunca ganaremos.
El que quiera paz…¡tendrá que fabricársela!
Somos nosotros quienes decidimos si permitimos que
nos pisen o luchamos por ganar.
¿Vosotros qué vais a hacer?
¡Yo lo tengo claro!
Y el que quiera guerra conmigo, el que quiera verme
mal, tendrá que estar dispuesto a luchar y perder.
Como despedida de este artículo:
Para los blanditos: una canción.
Para los hard…un poquito de ruido del que a mí me
gusta :P
¡Un copito caricia!
P.D: Se avecina nuevo proyecto para este blog. Artículos creados gracias a los títulos de una biografía inspiradora.
Si queréis saber más... ¡tendréis que estar muy atentos!
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