Gracias a una conversación telefónica vía Whatsaap
con una personita a la que aprecio mucho, llegué a una afirmación que ya
habréis escuchado muchísimas veces.
“Hay personas que necesitan apagar el brillo de los
demás para ser felices”.
¿Os habéis encontrado alguna vez con esta clase de
personas?
¿Habéis sentido en algún momento que han querido
apagar el brillo que desprende vuestra mirada?
¿Sí?
Y seamos sinceros, no hay como las personas que
tenemos más cerca para conseguirlo. Porque no hace daño quien quiere, sino
quién puede, ya lo he dicho en alguna otra ocasión. Y cuanto más sentimos, más
vulnerables somos.
Después de mucho debatir llegué a la conclusión de
que en el mundo hay dos tipos de personas.
-Las que aprecian a quienes les rodean y que
intentan cada uno de sus días ser mejores para que quienes están cerca se
sientan orgullosos.
-Las que prefieren apagar el brillo de los demás para
no tener que molestarse en brillar, para no tener que luchar por ser mejores
personas.
Después de ponerme filosófica, de reflexionar y desvariar,
lo único que se me ocurrió es que: hay mucho cobarde pululando por el mundo.
Para algunos tipos de personas es más fácil provocar
que quienes tienen cerca se derrumben, o crean que no valen nada con respecto a
ellos, que intentar mejorar.
¡Claro que es más fácil!
Hay personas muy acomplejadas que necesitan joder a
otras para ser felices, que saben que no tienen una vida propia y por ello
intentan malmeter en la de los demás. Hay gente tan egocéntrica que no llega a
ver nunca la maravilla de personas que tienen a su lado, caminando junto a
ellos, paso a paso.
Están tan metidos en su mundo que no se dan cuenta
de lo que pueden perder, del tipo de personas que podrían llegar a ser si no
estuvieran tan contaminados o fueran tan dañinos.
Para apreciar lo que se tiene y darse cuenta de lo
que nos falta a nosotros mismos, hay que tenerlos (ovarios, huevos, lo dejo al
gusto del consumidor) bien puestos. Y no todo el mundo está preparado para
ello.
Después de juntarme con mucha mierda, en tiempos
pasados, ahora solo quiero a mi lado a personas que me aporten algo. Que me
ayuden a cambiar, que caminen junto a mí, luchando conmigo, para que dé una
mejor versión de mí misma.
No quiero más personas que apaguen mi brillo, ni
gente que apague la luz de los que quiero.
El mundo necesita más gente sana. Nos sobran personas
tóxicas de esas que aparentan ser corderitos y resultan lobeznos.
Nos sobran personas de mal corazón que solo son
felices cuando otros se sienten una mierda.
Porque saben que solo así conseguirán ser alguien. Porque en el fondo tienen
muy claro que ellos no son nadie.
En plena noche, cuando el silencio acecha y la
oscuridad mata, no valen los engaños. Es ahí cuando nos damos cuenta de quiénes
somos y de lo que realmente valemos.
Y así, como hay personas maravillosas que creen que
no valen nada porque han sido pisoteadas por malnacidas o malnacidos…
Hay personas que no valen una mierda, y en el fondo
lo saben. Por eso se dedican a apagar el brillo de los demás. ¡Es su única cura
para ser felices!
Es triste, pero la realidad es así. Lo he podido
comprobar un montón de veces.
Por ello, quiero gritarle a todas esas personas que
se han sentido inferiores alguna vez, o que han pensado que no eran suficiente
para las personas que les rodeaban…
—¡Valéis oro!
—¡Que nadie os haga sentir mal con vosotros mismos!
¡Que nadie os haga de menos!
—¡Sois muy grandes!¡Los pequeñitos son ellos!
Porque todos somos seres humanos, con nuestras
virtudes y nuestros defectos. Nadie es perfecto. ¡Eso es así!
Sin embargo, cuando de verdad se quiere a alguien,
se lucha por mejorar para que ese alguien se sienta orgulloso de nosotros. Se
ve a las personas que están a nuestro alrededor y se potencian las virtudes, se
liman los defectos y se aprende a amarlos también. Pero no solo los de la otra
persona, sino también los nuestros. Es un trabajo de dos. Porque cuando de
verdad se ama, se acepta a las personas tal y como son.
¡No se les cambia! ¡No se les hace daño! ¡No se les
hace sentir inferiores!
Pero ante todo, lo que nunca se les hace es: apagar
el brillo incandescente que poseen. Eso no es amor, eso no es querer…
Eso es ser: hijos de puta…
Y por desgracia, hay muchas personas capaces de crear defectos en los demás, con tal de provocarles dudas, para que no vean la
realidad. Y la realidad es que están con una persona que no les merece y que
nunca les merecerá porque no les va a devolver ni la mitad de lo que son.
¡Un abrazo para los que saben apreciar lo que tienen
cerca!
¡Un copo de nieve de los que desangran para los Hdp!
Amén, hermana.
ResponderEliminarY por cierto, ahora mismo no me acuerdo... ¿has visto ohas leído The perks of being a wallflower? The va a flipar, yo la pongo en clase ^^ tiene grandes frases y una de ellas es más o menos así "no juntarte con gente que te empequeñece" porque "aceptamos el amor que creemos merecer" don`t make yourself small, don't let others do it.
un superabrazo fresquete, amore!!!