9/27/2017

MIMANDO EL PRODUCTO

¡Queridos Dirtys!

Hoy quiero hablaros de cuidar el producto.

¿Qué producto?

Nosotros mismos.

¡Cuando volvemos a estar en el mercado valoramos mucho más el producto y lo mimamos!

No es la primera vez que escucho que las mujeres y los hombres nos ponemos más guapas y guapos tras las rupturas. Sin embargo, no había sido hasta ahora que me había puesto a pensar en ello. ¿Para qué iba a pensarlo?

Cuando te lo suelta a bocajarro alguien del sexo opuesto tras un mini interrogatorio es cuando realmente reflexionas sobre ello.

Y no hay como las conversaciones con tu mejor amigo (tú ya sabes quién eres y el resto del mundo tb :P) para reírte un rato y que te cuente el motivo.

¿Por qué nos ponemos más guapas y guapos?

Según mi mejor amigo, que tiene mucha razón y nunca falla en sus predicciones, es porque al volver a estar en el mercado: cuidamos mucho más el producto.

Entonces desvarío: ¿Lo llegamos a descuidar cuando tenemos pareja?

Después de pensarlo un poquito creo que cuando estamos en una relación, llega un momento en el que nos descuidamos una pizquita, por eso de que tenemos un poco segura a la otra persona. Al llevar tiempo juntos nos preocupamos más en otras cosas y dejamos de estar pendientes en permanecer irresistibles a todas horas. Tiramos de ropa cómoda, chándal, Converse. Y dejamos lo del maquillaje, los artificios y los tacones solo para las ocasiones especiales.

¿Para qué sufrir con tacones, para que invertir tanto tiempo en emperifollarnos?

Si esa persona ya nos ha visto desnudas, con pelos de loca, con ojeras y legañas, recién levantadas de la cama, con fiebre y después de haber vomitado o incluso vomitando, sin maquillaje, en esos días del mes en los que nuestra cara está demacrada y llena de espinillas, con los ojos hinchados después de llorar…Y oye, que después de todo no ha salido corriendo y ha seguido ahí.

Sin embargo, cuando volvemos a estar solteras no tenemos nada seguro. No estamos a veces seguras ni de lo que somos nosotras mismas. Nos descolocamos y nos sentimos perdidas. Y por eso necesitamos arreglarnos. Para mantener alta nuestra autoestima.

Y a veces necesitamos tenerla tan alta que nos ponemos falda y tacones hasta para salir a tomar un café. Que le pregunten a mi Cactus la cara que se la quedó al verme tan arreglada…

Que si eyeliner, rímel, corrector de ojeras, pintalabios, colorete por aquí, colorete por allá. 

Queremos agradarnos, y agradar, y por eso cambiamos de look, nos arreglamos más para salir de casa y si ya salimos de fiesta se nos puede ir de las manos... Aunque particularmente siempre fui de las que se arreglaba bastante hasta para ir a conciertos heavys. Eso sí en playeras que después saltar como una loca haciendo headbanging no es compatible con tacones sin espantosos dolores de pies. ¡Al menos en mi caso!

Digo nos arreglamos más porque soy de las que no sale sin eyeliner ni a por el pan. Ni para entrenar Kick Boxing, ¡fíjate tú! que voy a sudar como una cerda y se me va a correr todo y a parecer que me han hostiado más de la cuenta…pero necesito mis ojeras góticas, sino es como si estuviera desnuda, me falta parte de mi personalidad y eso es algo que no me puedo permitir.

¿A que vosotras también os maquilláis "ligeramente" hasta para pasear al perro? ¡Seguro que sí!¡No me engañéis! Estoy viéndoos afirmar con la cabeza.

Porque nunca sabes a quién te vas a encontrar. ¡Antes muerta que sencilla! (¿A que estáis cantando la canción de María Isabel?)

Pero sobre todo lo que buscamos al estar solteras no es un ligue detrás de otro (aunque nuestras hormonas lo deseen y estén a la que saltan), sino recuperar nuestra autoestima, esa que se nos pierde al derrumbarse todo. Tenerla todo el día arriba para no deprimirnos es lo verdaderamente importante. 

Los halagos de los come orejas duran muy poquito, en cuanto se dan cuenta de que esas palabras no funcionan, pero lo que pensemos de nosotras mismas es lo que va a prevalecer, cada día de nuestras vidas.

Ya bastante deprimente es la vida a veces, con sus continuas zancadas y trabas, para venirnos abajo al mirarnos al espejo. Y es por eso que buscamos looks nuevos, nos cortamos el pelo, renovamos vestuario y quemamos la tarjeta de crédito para darnos una chispita.

—¡Joder con la chispita! —gritó la pobre tarjeta de plástico.

—¡Pon freno que estás gastando más de lo que ganas vendiendo libros, hija! —dijo la tía cabreada cuando la vio llegar con otra chupa de cuero muy molona.

Esa chispita que necesitamos para sentirnos más sexys, para sentir que empezamos una nueva etapa. Porque vernos bien por fuera creemos que nos ayuda a seguir luchando por dentro.

Necesitamos estar a gusto con el reflejo en el espejo cada mañana.

Y aunque eso es más interno que externo, es por todos conocido que cuando uno se ve bien físicamente, cuando está contento con su apariencia, lo está también interiormente aunque cuando el silencio le muestre la realidad se desmorone un poquito. Lo ve todo de otra manera. Tiene más confianza en sí mismo, como si al estar bien por fuera pudiera con lo que le escuece dentro.

Y es confianza en uno mismo, lo que tanto mujeres como hombres necesitamos para seguir luchando contra viento y marea por todo lo que venga, para superar aquello que se cruce en nuestro camino. 

Porque si algo me está enseñando la vida en estos últimos meses es que no es de color de rosa. Si ya lo sabía ahora me lo está dejando más claro todavía.

¡A la vida le importa una mierda los planes que tú tengas en tu cabeza! Siempre te va a dar algo a lo que enfrentarte, algo que te va a hacer o más débil o más fuerte, depende de cómo tú decidas luchar.

Y desde la ruptura, todo lo que me ha pasado, me ha hecho tambalearme pero no caerme de bruces. Porque he decidido echarle dos ovarios, sacar los puños en cada situación, aunque también haya llorado. Y aquí sigo, luchando, con la tontería subida y el autoestima por las nubes y con mucho maquillaje hasta en el corazón. Porque de haber actuado de otra manera ahora tendría una depresión.

Hay que tener el autoestima en las nubes, es necesaria para seguir al pie del cañón peleando por nuestros sueños. Pero ¡cuidado! No hay que vivir en el cielo siempre, que después la hostia es tremenda cuando el globo de la ensoñación se pincha y explota.

Autoestima en las nubes pero los pies siempre en el suelo.

¡Amaos, decíos lo guapas y guapos que sois mirándoos al espejo!

¿Ya lo habéis hecho?

¿Os sentís un poco mejor? ¿A qué funciona?

Y recordad que hay mimar mucho el producto, cuidarlo, trabajar el cuerpo, la mente, pero el cerebro sobre todo, hay que echarse cremitas, maquillaje y sobre todo meternos en la cabeza que no debemos descuidarnos nunca, sea cuál sea nuestro estado civil.

Hay que cuidar siempre de nosotr@s mism@s porque nadie lo hará, preocuparnos de nosotras y de nosotros, sentirnos radiantes y sonreír. Porque al final es lo único que importa. ¡Ser felices es la gran meta!

Lo importante es aceptarse a una misma, con nuestro cuerpo imperfecto, nuestras taras, nuestras virtudes, nuestros desvaríos, nuestras locuras, nuestros miedos y fantasmas…

Eso es otra cosa que los mejores amigos tíos y las mejores amigas nos ayudan a ver en los malos momentos, cuando todos los demás “amigos” se esfuman. Que somos una gran imperfección que vale un montón. ¡Somos unos pibones! Pero de mejores amigos y mejores amigas hablaré en otro post.

Y vosotros, ¿Dirtys?

¿Estáis cuidando el producto? ¿Lo habéis cuidado más al estar solteros? ¿Habéis quemado la tarjeta de crédito tras las rupturas?

Aunque la verdad es que las mujeres no necesitamos ninguna excusa para dejar al plástico temblando. Nos basta un día con las amigas. ¿Verdad, Cactus?


¡Un abrazo sucio!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios que falten el respeto serán eliminados.