¿Habéis
despertado por la mañana sintiendo que no es vuestro mejor día?
Yo varias veces. Pero shhh, ¡no se lo contéis a
nadie!
Pie izquierdo, dolor de cabeza, café fuera de la
taza de leche de avena, que la ducha no os despeje y os agote todavía más, que
se os quemen las tortitas fit o se queden pegadas en la sartén, que os manchéis
la ropa con Açaí al igual que un
bebé, que la camiseta que queréis poneros esté sin lavar…
Que tras la ventana haga un sol radiante y os ciegue
su resplandor. Que la lluvia golpee el cristal y la tristeza de las nubes
negras se os acople al alma.
Ir con la hora pegada al culo y que se os olvide
coger algo importante, tener que regresar a casa y después de corretear a toda
prisa sin oxígeno para respirar…
Pensar: ¡hoy no es mi día!
Pues hasta en esos momentos, Ronda Rousey nos dice
que debemos dar la mejor versión de nosotros mismos. El capítulo cuyo título da
cuerda a este desvarío fue uno de los más motivadores, todos ellos lo son, pero
este me demostró su rudeza, su valentía, su optimismo. Algo que creo que la
hace única.
Algo que no debemos olvidar.
Sé que si alguien nos dijera en esos días, en los
que estamos tan plof, que debemos dar
lo mejor de nosotros, le preguntaríamos: ¿Es una broma?
¡Pues no!
A esa conclusión llegué tras leer a Ronda.
Porque si queremos vivir cada día exprimiéndolo
hasta el último segundo con valentía y optimismo, es justo eso lo que debemos
hacer: Ser los mejores hasta en nuestros días de mierda.
Y no importan las discusiones, ni las apatías, ni
todos los tropiezos que se nos pongan frente a frente, no importa que cuando
nos miremos al espejo nos encontremos con un careto que no reconocemos como
nuestro, ni las ojeras ni las marcas de cansancio.
Sonrisa, suspiro/bufido de gato, fuerzas renovadas.
No queda otra. Tú puedes. Yo puedo.
Es lo que me repito cuando me pega el bajón. ¡Yo
puedo!
Y oye que a fuerza de repetírmelo, entra en mi
cerebro. Aunque me cuesta lo suyo ¿eh?
¿Lo
intentáis vosotros también?
¿O
soy una loca que cuando se mira en el espejo habla sola consigo misma?
Umm,
¡mejor no contestéis!
Ahora hacedme un favor.
Pensad
en vuestro sueño, en vuestra meta más grande, en eso que respira dentro de vuestro
corazón y os da cuerda para seguir en pie cada día.
¿Lo tenéis? ¡Yo sí!
Ahora preguntaos: ¿qué soy capaz de hacer por mi sueño?
Si queremos conseguir todas nuestras metas, si
queremos sobresalir, sentirnos orgullosos de nuestro camino, de cada uno de
todos nuestros pasos, debemos estar dispuestos a avanzar.
Debemos dar lo mejor que tenemos aunque nos sintamos
tristes, sin fuerzas o dudosos del camino que estamos siguiendo. Aunque a
momentos nos entren ganas de replantearnos toda nuestra existencia.
En definitiva, tenemos que estar dispuestos a darlo
todo.
Pensad que las cosas que se hacen a medias nunca son
gratificantes. Y que aquello que cuesta un gran sacrificio es lo que realmente
nos llena. Es justo eso a lo que regresamos cuando nos falta el aire, lo que
nos saca una sonrisa después de la mueca de hastío.
En un solo instante de indecisión podemos perder
todo por lo que hemos estado luchando durante mucho tiempo. ¿Nos vamos a dejar
vencer por haber tenido un día o una semana de asco?
¡No!
Por nuestro sueño y nuestras metas tenemos que ser
capaces de dar siempre, a cada instante, a cada segundo, la mejor versión de
nosotros mismos.
Nuestros anhelos lo merecen.
Merecen esa versión que siempre ofrecemos cuando
estamos alegres. Ya sabéis. Mezcla de optimismo, valentía, fuerza, alegría,
esperanza, seguridad en nosotros mismos, lucha y rebeldía.
Recordad que todo es cuestión de perspectiva. Todo
depende de si decidimos ver el vaso medio lleno o medio vacío.
Y he de ser sincera. Desde que observo todo lo que me
sucede desde un prisma repleto de
colores, soy más feliz. Me angustio menos, me deprimo mucho menos, y sonrío
casi permanentemente.
Luego están los días de mierda, de bajón y
cansancio, en los que después del pataleo, me pongo mi música favorita, me miro
en el espejo y levanto el dedito corazón antes de susurrarle al reflejo:
—¡Por mis cojones!
Sí, Beka Von Freeze es muy fina ella…pero shhh, ¡no
se lo tengáis en cuenta!
¿Lo intentamos?
¿Damos lo mejor de nosotros?
¿Le enseñamos el dedito corazón a los días de
mierda?
¿Cerramos el puño en plan guerrer@s?
Recordad que vuestros sueños os están esperando
únicamente a vosotros. Surgieron y nacieron para que vosotros peleaseis por
ellos.
Sí, esto también es una especie de mantra. Me lo
repito a mí misma todos los días para ver si así me lo terminó de creer.
¡Un abrazo congelado!
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