¡Queridos freezers!
¿Os
habéis preguntado alguna vez la clase de persona que podríais llegar a ser si
fuerais al 100% como os gustaría ser?
¿Lo
que las personas que nos rodean podrían demostrar si no se sintieran
intimidados o temerosos a ser juzgados por nosotros o por personas cercanas?
¿Cuántas veces os han aconsejado ser de una forma
distinta?
Ya no solo en la manera de vestir, o sobre vuestro
aspecto, vuestros tatuajes o vuestra música…
¿Cuántas veces os han aconsejado que debierais tener
varios hijos, casaros, buscar nuevos hobbies,
comportaros como se espera de vosotros, cuando lo realmente importante es lo
que cada uno llevamos dentro?
Nuestro carácter, nuestro fondo, nuestra esencia,
nuestra calidad moral, nuestros valores y pensamientos…
Muchas… ¡seguro!
¿Y vosotros?
¿Cuántas veces os hubiera gustado que las personas
que os rodean se comportasen más como vosotros pensáis que deberían
comportarse?
¡Sed valientes!
¿Cuántas veces hemos juzgado el comportamiento de
otros bajo ese tan pronunciado “Si yo fuera él…”?
Hace meses, al buscar frases inspiradoras para mis
artículos me topé de pura casualidad con esta frase de Gregorio Marañón, que reza en el título.
NO SABRÁS TODO LO QUE VALGO HASTA QUE NO PUEDA SER JUNTO A TI TODO LO QUE SOY.
NO SABRÁS TODO LO QUE VALGO HASTA QUE NO PUEDA SER JUNTO A TI TODO LO QUE SOY.
¡Qué gran verdad!
Enseguida pensé en todas esas veces que han
intentado cambiarme. Convertirme en una persona distinta a la que soy. Y me
puse frenética con solo pensarlo, me enfadé muchísimo, y vomité ideas en un
papel.
Después, con un buen café para despertar a mis
neuronas, maduré mucho más el pensamiento y me percaté de que no siempre son
malos los demás, a veces también yo he deseado que otros se comportasen más
como lo haría yo en determinados momentos.
¡No soy una santa!
¡Nadie somos santos! Quien esté libre de pecado que
tire la primera piedra, dicen.
¿A que no cae ninguna?
xD
¿Os
imagináis cómo seriamos y cómo serían los demás si tendrían más libertad, si no
se vieran obligados por las circunstancias, por las costumbres, por la sociedad
o sus familias?
¿Os
dais cuenta de todas las cosas que nos podemos estar perdiendo?
¿De
todo lo que esas personas tienen en su interior para mostrarnos?
¿De
todo lo que llevamos escondido dentro como seres humanos?
La idea puede parecer un poco loca, extravagante, e
incluso a muchos les parecerá una auténtica chorrada, pero creo que si no
malgastásemos tanto tiempo en juzgar a los demás, nos iría muy distinto.
Si les permitiésemos ser, si nos acercásemos a
mirar, a observar con detenimiento, lo mismo acabaríamos sorprendidos. ¡Y para
bien!
Porque está claro que cuando dejamos hablar al
corazón, todos somos mejores personas.
Sí, lo sé, hay mucho serial killer suelto. Que el mundo cada día está peor. Pero en el
90% de los casos seríamos muy buenos ¿no?
¿Qué tal si aprendemos a dejar que los demás sean
como quieran ser?
¿Qué tal si intentamos observar desde cerca cómo son
las personas que nos rodean y ver lo que tienen para mostrarnos?
Libres. Sin ataduras. A pecho descubierto. Sin estar
dominados por las circunstancias. Con el corazón en la mano.
Solo así tendremos el derecho de poder pedir ser
como queramos ser.
Porque los demás no sabrán todo lo que valemos si no nos
permiten ser junto a ellos todo lo que somos.
Porque nosotros no sabremos todo lo que valen si no les
permitimos ser a nuestro lado todo lo que son.
¡Un copito congelado!
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