Con el café de la mañana me ha dado por reflexionar sobre
ese machismo familiar al que muchas mujeres nos tenemos que enfrentar día a día. Y es que
de sobra es sabido que los peores enemigos los tenemos dentro de casa.
Por si no teníamos suficiente con el machismo de
algunos hombres más o menos alejados a nosotras, hemos de soportar el de los
miembros de nuestra familia y el de algunas mujeres que en vez de avanzar,
siguen manteniendo viejas doctrinas y ven ciertas actitudes como algo normal…
Hace unas semanas celebrábamos el Día Internacional de la Mujer, y en
pleno siglo XXI, en una época tan avanzada, muchas mujeres tenemos que
enfrentarnos a que algunos miembros de nuestra familia crean que somos sus
criadas por el mero hecho de ser mujeres.
Las mujeres han de llevar la casa a cuestas,
limpiar, fregar, hacer la comida, poner lavadoras, planchar… Algo normal en nuestra rutina...
Sin embargo, algunos hombres creen que esos deberes
son solo nuestros, que ellos, aunque formen parte de la familia, no tienen obligación de hacer esas cosas...¡porque son hombres! Y los hombres no limpian.
¡Menos mal que las cosas están cambiando!
¡Manda narices que tu marido te trate como a una
igual, y que sean otros miembros de tu propia familia los que traten, aunque no
puedan, de convertirte en su esclava doméstica!
¡Tiene huevos que un hombre de treinta y tantos no
sepa poner una mísera lavadora, ni planchar, ni limpiar la casa, ni recoger su
propia ropa del suelo!
¡Ay! Esos niños mimados que viven con mamá y se
piensan que ellos no han de fregar ni ocuparse de las tareas del hogar, porque
ya está su madre para ello y porque son hombres, y los hombres no hacen esas
cosas.
¿Entonces mi chico que es? ¿Un extraterrestre?
Y no importa si la madre trabaja fuera de casa
durante muchísimas horas y ellos no hacen nada más que dormir, ver la televisión, estudiar un par
de horas al día y esperar por arte de magia salir de la cola del paro. No importa si su madre algún día se pone mala y no
lo puede hacer, porque según ellos aún les queda su hermana.
¡Já!
Pero claro, su hermana no es como su madre, su
hermana no traga, ni se calla, ni se arrodilla ante nadie.
Aún recuerdo aquella vez en mi época teenager que, en plena fiesta de fin
de semana, me llamó por teléfono para que volviese a casa a hacerle la cena…
WTF? Yo con mi media alegría alcoholica y no sabía si estaba escuchando mal o era mi realidad ¿Aún no te has enterado de que no lo hice entonces y no pienso hacerlo
ahora?
Y sé que el problema no es solo suyo, el problema es
la educación que le han dado…La misma que yo recibí. Pero claro, yo fui a un colegio de monjitas, y las monjitas me enseñaron a limpiar, a fregar, a recoger la mesa, pero a mis compañeros chicos también...
Y cuando la forma de ser choca, cuando los
caracteres se cruzan, ahí llegan las discusiones, las echadas en cara, los gritos al teléfono y las
tormentas. De granizo, lluvia y nieve espesa.
Hermanos que se creen señoritos millonarios, que
viven de sus madres sin dar un palo al agua (echándole la culpa a la crisis) y
sin ayudar en lo más mínimo. Hijos de trabajadores que piensan que por el hecho
de ser mujer tienes que dejar tu casa, tu gimnasio, tus hobbies y tus sueños para
atenderlos a ellos…
¡Já! ¡Já! Y más ¡já!
Miembros de la familia que asienten y dan la razón
al señorito porque, claro, las han educado para que las mujeres sean las únicas
que tengan obligaciones en el hogar.
Y por mucho que intentes hacerles entender que las
cosas no son así, que el ser mujer no implica la obligación de atender deberes, por
mucho que intentes explicar que también tienes una vida, como eres ama de casa
y no ganas un sueldo trabajando fuera, no valen para nada tus razones.
Si limpias una casa bien puedes limpiar dos…total, tampoco cuesta tanto trabajo...
Tienes que atender dos casas, aunque una no sea
tuya, ni vivas en ella, porque eres mujer.
—¡Es tu madre! —te gritan.
—¡Claro que es mi madre! y a mi madre la ayudaré…
Pero no pienso recoger tu mierda ni tus calzoncillos. ¡Así que ponte las pilas! ¡Huevón!
Y me da igual si hay quien piensa que soy una
egoísta que solo pienso en mí y en mi diversión, me da igual si no les gustan mis decisiones. Si piensan que a mis 30 debería ya estar casada y tener al menos un hijo, y así tener más obligaciones todavía.
Si uno vive en la casa familiar y el otro fuera de
ella lo lógico es que el que limpie sea el que está dentro, el que mancha, vive, consume. Creo yo, que lo
mismo también estoy equivocada…
Por ello, colega, no soy yo quien tiene ese tipo de
obligaciones, aunque tú creas que sí.
Hombres que se piensan que si friegan un día la
vasija es porque están haciendo un favor a su madre. No porque esté a punto de
comerles la mierda…No porque sea su deber como persona que vive en esa casa…
¡Venga ya!
¡Menos mal que mi hombre es un hombre del siglo XXI,
que trabaja fuera de casa y que cuando llega es capaz de ayudarme si falta algo
con tal de que en los meses de Nanowrimo me ponga a escribir mis historias como una loca (y que no me pagan por escribir, excepto algunos centimillos en Amazon, que lo hago por diversión, oiga), con
tal de echarme un mano para acabar mucho antes y tener tiempo para disfrutar juntos
los dos!
¡Menos mal que mi hombre es un hombre del siglo XXI
y sabe desenvolverse solo sin necesidad de tener una mujer a su lado! ¿Sino qué
sería de él si no habría mujeres en el planeta tierra? ¿Qué sucedería si un día
yo no puedo ejercer de ama de casa, porque tengo una gripe o algo? ¿No come ese
día?
Ahí está la diferencia entre unos hombres y otros... Y mi chico es hijo único, y aquí el que parece hijo único es mi hermano...
Creo que entre tanta tontería me voy a volver a
loca…¡Pero seguro que me entendéis!
Y es esa razón y no otra por la que escupo pedacitos de hielo, para liberarme. Y sí, parece que me paso el día con el hacha
de guerra en la mano, pero es que tengo para escribir un libro…porque cada día
me dan munición nueva…
Y seguro que muchas de vosotras, mujeres mías, os
sentís identificadas. Porque nuestra sociedad es tan machista… Y el machismo no
es solo monopolio de los hombres, sino de muchas mujeres que es lo que más me
revienta, y mientras no cambiemos eso…no conseguiremos nada…
Pero en mi caso es darse de hostias contra un muro, porque la gente ni entiende ni quiere entender...
¿De qué sirve nacer libres si nuestra propia familia nos encadena?
Hombres que no quieren hermanas, madres y tías sino
que quieren esclavas domésticas.
—Has de ser mi criada…
—¡Y una mierda!
Dedito levantado.
Entrecejo enfurruñado.
¡Y un abrazo helador!
P.D: Y ya sabéis que si queréis proponerme un tema del que hablar, u opinar sobre mis escritos, podéis mandarme un email a:
bekavonfreeze@gmail.com
¡Yo encantada de recibirlos!
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