3/13/2017

LOS OJOS SIEMPRE LE PERTENECEN A LA PERSONA QUE LOS HACE BRILLAR

¡Queridos Freezers!

La mañana ha amanecido gris, después de un domingo de tormenta y lluvia fuerte. Y no hay mejor antídoto para mejorar un lunes que el Kick Boxing de mañana...¡Al menos para mí!

Para los que trabajáis, estudiáis y preferís el café para activar las neuronas...

Os dejo este artículo para que reflexionéis... ¡Espero respuestas! ¿eh?

¿Qué os sugiere esta frase?

A mí muchas cosas…Y todas tan bonitas…

Amor, amistad, cariño, empatía, personas especiales…

Recuerdos de pequeños instantes…

¡Es una gran verdad! ¿No creéis?

LOS OJOS SIEMPRE LE PERTENECEN A LA PERSONA QUE LOS HACE BRILLAR…

Es una de esas frases que escuecen, que se cuelan dentro del corazón en cuanto la paladeamos y la repetimos en voz alta.

Tintinea y araña la sangre pero de una manera bonita.

Nuestros ojos siempre le pertenecerán a esa persona que los haga brillar, sea de la forma que sea. 

¿Cuántas veces os habéis sentido decaídos, tristes, apáticos, sin ganas?

Todos alguna vez nos levantamos con el pie equivocado sin motivo aparente. Y es una sensación asquerosa, porque si al menos supiéramos el motivo de nuestra nostalgia todo sería menos complicado…

¿Cuántas veces una mirada os ha hecho resurgir?

¿Cuántas una mirada y una sonrisa os han alegrado el día? 

¿Cuántas un gesto desinteresado os ha hecho sentir especiales?

Son muchas las personas que entran en contacto con nosotros cada día. Los hilos rojos del destino nos cruzan con distintas personas, nos atan a unos y a otros y provocan chispas.

Nuestra rutina, como seres humanos sociables, nos puede brindar un montón de antídotos contra la tristeza. Basta con ser agradables. No hay que ir de súper happies por la vida tampoco, que hay mucho loc@ suelto…xD

Simplemente hemos de mirar al mundo con ganas, observar con detenimiento nuestro alrededor, salir de nuestra burbuja y dejar de mimarnos el ombligo.

Observar y descubrir a todas esas personas que nos regalan miradas, sonrisas y gestos que nos hacen carcajearnos de felicidad cuando estamos solos, que ayudan a que la neblina gris de nostalgia desaparezca de nuestra mirada y nuestros ojitos brillen. 

Que brillen de verdad. Con intensidad.

Porque a veces solo hace falta un pequeño gesto para alegrarles la vida a los demás. Y para que otros nos la alegren a nosotros ¿verdad?

En un mundo donde cada uno va a su rollo, con urgencias y prisas, un pequeño (gran) detalle sin buscar nada a cambio puede conseguir que una persona se levante del suelo y tenga un motivo más para pelear por su sueño, cuando las personas más cercanas le han gritado lo IMPOSIBLE que es. 
Gracias, Nune.

En un caos de envidias, críticas baratas, donde el hablar por hablar sin conocer de verdad está a la orden del día, una simple mirada a tiempo puede provocar que un corazón tenga ganas de sonreír, de seguir en pie, latiendo rebelde.

Un mensaje en las redes sociales, una frase, un emoticono, un consejo, una fotografía por WhastAap, puede ayudar a que los ojos de una persona brillen con incandescencia y sin necesidad de filtros que los mejoren.

Porque todos, hasta los más fríos y los más guerreros, necesitan que alguien les recuerde que son importantes, que son especiales para los que les rodean y aprecian.

Por eso, cuando miro a los ojos a las personas a las que quiero, sonrío con mi sonrisa imperfecta. Sí, soy lo contrario a la sonrisa Profident, pero shh. Para que se rían conmigo y al mismo tiempo de mi lado más payaso. Porque son esas sonrisas las que alegran el corazón cuando la soledad aprieta. 

Cuando tengo delante a las personas con las que me cruzo cada día, sean más conocidos o menos, sean amigos o no, sonrío. Porque nunca sabes a quién le puedes alegrar el día con tus sonrisas. Porque nunca sabes quién te podrá alegrar a ti el tuyo con solo estar ahí, durante unos segundos, frente a frente, deshaciéndose en una mirada con sonrisa sincera.

Ese es el poder sanador del alma. De tocar el corazón de las personas con los ojos. De reconfortar con una sonrisa, con un abrazo, con una leve caricia en el hombro. Con un simple: ¡Hola! ¿Cómo estás?
Los pequeños detalles son los que cuentan.

Aunque después cada uno siga con su vida, aunque puede que quizá no vuelvas a encontrarte con esa persona en mucho tiempo, las sonrisas y las miradas no se olvidan. Y cicatrizan heridas. ¡Creedme! Diluyen las nubes negras, evaporan las nostalgias y pueden mostrar la luz en el momento más necesitado.

Por eso, siempre: LOS OJOS PERTENECERÁN A LAS PERSONAS QUE LOS HAGAN BRILLAR.

Regalaremos una parte de nuestra mirada a los que nos sepan ver de verdad, para que se iluminen el día cuando lo necesiten. Porque un abrazo, una mirada, una sonrisa, no cuestan nada y ayudan tanto…

Y tendremos para nosotros parte de esos ojos, de esa alma y de ese corazón dentro de nuestra sangre, para alegrarnos las sonrisas, iluminarnos la oscuridad de la tristeza que a veces palpita en el corazón.

Y no tengáis miedo a lo que diga la gente. Sonreíd mucho, sed felices, aunque piensen que os habéis fumado algo, que de amargados y bordes está el mundo lleno. No todas las personas tienen la sensibilidad suficiente para empatizar con otras personas sin necesidad de palabras.

Recordadles a las personas que apreciáis cuánto significan para vosotros sus sonrisas, sus miradas, el brillo de sus ojos haciendo reflejo en los vuestros. Porque nunca se sabe cuándo vamos a poder decírselo por última vez.

Sé que últimamente me pongo demasiado ñoña y trágica, (culpa de Ed Sheeran todo), pero es que se me están abriendo los ojos en muchas cosas y cada día soy más consciente de que es mejor sonreírle a la vida que estar triste y nostálgica. Soy más consciente de las personas que me rodean, de su verdadero rostro, de lo que nos pueden brindar y de la esencia de todo lo que me acompaña.

Y así como hay personas que te decepcionan, una y otra vez, hay otras que te calientan el corazón.

Así que a todas esas personas que últimamente me están demostrando la sencillez de la vida, que me están descubriendo que he estado muchos años dormida, que me sorprenden con sus gestos y detalles desinteresados alegrándome las sonrisas y la mirada…

—¡Gracias infinitas!

¡Y ahora comprobadlo por vosotros mismos! ¡Sonreíd! ¡Dejad que os sonrían! ¡Mirad con cariño! 

Y si queréis firmáis, perdéis el miedo a comentar al final de esta entrada y me contáis sobre esa sensación de cosquilleo en el corazón que se produce al saber que hay personas que sí merecen la pena.

Porque sí, en el mundo también existen personas que no están ciegas, que dan de sí a los demás sin esperar nada a cambio, que son felices con una simple sonrisa. 

¡No todo está perdido!

¡Un abrazo! ¡Mil sonrisas y miradas bonitas!

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